¿A menudo dices SI cuando en realidad quieres decir NO?
Esto es una traición a ti mismo.
Si esta conducta es reiterada al final se produce una ruptura entre lo que piensas, sientes y dices.
A esto se le llama incoherencia y daña seriamente tu autoestima.
Marcar unos límites saludables es un requisito imprescindible para que las relaciones interpersonales sean armoniosas y libres.
Cuando no respetas tus limites o los de otras personas estas creando sin darte cuenta enganches energéticos de abuso y dependencia.
En multitud de ocasiones nos cabreamos con nosotros mismos por no saber poner límites a tiempo, aun sabiendo que poner límites en el momento oportuno nos ahorraría el tener que dar muchas explicaciones y tener disgustos a posteriori.
Ponerse limites a uno mismo
Poner límites en el exterior está estrechamente relacionado con como soy capaz de ponerme mis propios límites y actuar en consecuencia.
Muchas veces realizamos conductas dañinas hacia nosotros mismos, comer en exceso, autocritica constante o dejadez serían ejemplos de ello.
Cuando estas conductas son excesivas o muy reiteradas en el tiempo no nos hemos puesto un limite a tiempo y es hora de decirnos basta, uno tiene que percibir cuando esta pasando un limite y decir se acabó porque esa conducta empieza a ser perjudicial.
Si no te das cuenta de que te estas excediendo y pasándote de la raya contigo mismo, tampoco vas a detectar cuando otra persona esta excediéndose contigo o tu con ella.
Poner limites a los demás
Si previamente no he definido mis propios límites a cerca de que estoy dispuesto y no estoy dispuesto a consentir en las relaciones de trabajo, de amistad o sentimentales, me será difícil cuando me relaciono con los demás poner unos límites claros y bien definidos.
Poner límites pasa por decir No, para, Basta, en otro momento, hasta aquí o adiós.
Pero poner límites no es solo expresarlos verbalmente, sino que nuestra actitud también tiene que ser coherente y firme con lo que estamos expresando.
Para que los demás puedan entenderme y que no quede lugar a duda, un límite tiene que ser claro, directo y firme.
Los límites están muy relacionados con el respeto, la gestión del espacio personal y saber decir no sin sentirse culpable.
El espacio personal lo definimos y marcamos de forma consciente pero sobre todo de forma inconsciente, de tal forma que a nivel inconsciente los demás perciben si nuestro espacio tiene buenas medidas de seguridad o es demasiado permeable, cuando esto último ocurre estamos invitando a la gente a que pueda “excederse” con nosotros, los demás lo perciben y pueden invadirte de manera más o menos intencionada.
Esta permeabilidad te hace cada vez más vulnerable; sin embrago, un espacio personal bien definido te hace invulnerable a los saqueos energéticos.
Aumentar el respeto y la autoconfianza va a ayudar a marcar unos límites sanos en las relaciones.
Autorespeto es tener la firme convicción de que mis necesidades, mi bienestar y mi valía personal son iguales de importantes a los de cualquier otra persona.
Relacionarlos desde la igualdad y no desde los juegos de poder hace que respete mi espacio y el de los demás.
El miedo a decir NO
Decir no es otro de los requisitos imprescindibles para marcar límites adecuados y mantener una conducta integra con uno mismo.
Las personas que temen decir no tienen miedo a las consecuencias de esa negación pues enseguida entran en la culpa por sus miedos e inseguridades, relacionadas con el hecho de que el otro les va a dejar de querer o aprobar.
Estas personas tienen que entender que nadie les va a juzgar o dejar de hablar por ejercer su derecho a decir no, sino que más bien, decir no, puede ser considerado como un gesto de confianza hacia la otra persona, pues cuando ejerces tu derecho a decir no, le estas dando el mismo derecho a los demás.
Si siempre digo si, entonces este sí, perderá valor progresivamente porque este si procede desde el miedo y no desde la libre elección personal.
Más vale un NO a tiempo que mil lamentaciones.
y A TI,
¿En qué forma te perjudica no poner un buen limite a tiempo?